lunes, 15 de enero de 2007

La maquinita

¡Ponga una maquinita de la verdad en su vida!.
Ese parece ser el último grito en los programas de televisión y todo famoso o famosillo del tres al cuartos se presta encantado a ir a contar públicamente verdades, mentiras o da igual lo que salga que pagan un buen dinerito.
He oído y visto todo tipo de sies y noes avalados por la máquina e incluso verdades a media que cuentan son la peor de las mentiras. He oído y visto a desvergonzados redomados que son capaces de contarnos hasta la intensidad de los pedos que se tiran, y no estoy exagerando.
Famosos, famosillos y sobre todo conocidos del tres al cuarto se parten el culo por que lo llamen a protagonizar tan maravilloso experimento, que hasta ha conseguido que haya una pugna entre los responsable por demostrar cual de las dos máquinas existente es más fiable.
Es la fiebre de la máquina, como antes fue la fiebre de las cámaras ocultas, aunque ni antes ni ahora ningún programa se atrevió a llevar a uno de esos programas a ningún político corrupto, a ningún alcalde extremadamente recalificador, ni a ningún concejal cobrador de comisiones.
Una pena, porque sería mucho más divertido que saber cuantos polvos echaron Nuria Bermúdez y Antonio David Flores.

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