miércoles, 2 de enero de 2008

Y yo que pensaba…

Y yo que pensaba, gilipollas de mi, que buscaban la felicidad de las personas y ahora descubro que lo que desean es la infelicidad, el martirio, el dolor. No puede ser, estoy convencido que el no querría eso, no permitiría que unos hombres lucharan por mantener la infelicidad.
Nunca podré entender que los que se supone que deberían procurar la felicidad de los demás, la tolerancia, la hermandad, el amor, estén proclamando la intolerancia, la división, el odio, el desamor.
¡Dios, cuantas barbaridades se hacen en tu nombre!.

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