domingo, 20 de diciembre de 2009

Violeta Santander

Se que este comentario no se va convertir en el más popular de los que he escrito, pero como la verdad es la verdad, la diga Agamenón o la diga su porquero, no me importa nada escribir que anoche estuve viendo la aparición en el programa La Noria de Violeta Santander, lo que no pienso comentar es si debió ir, si debieron llevarla, si es moral o inmoral, o la madre que los parió a todos, pero una vez que está allí los periodistas lo menos que deben ser es convertirse en inquisidores, y me refiero sobre todo a Nieves Herrero que anoche parece que mas que periodista desempeñaba el papel de fiscal, juez y hasta verdugo o verduga, que no sé como puñeta se dice.
Se supone que cuando un programa invita a una persona a un programa es para que cuente su verdad, la verdad del invitado, nos guste más o menos y si ella cree, piensa o está convencida que las cosas sucedieron de una forma, ¿por qué ha de confesar o decir lo que los periodistas quieran?.
Ya me encantaría a mí que esos periodistas tan intrépidos fueran tan inquisidores con otros invitados a los que pelotean hasta la saciedad y hasta medio terminan lamiendo el culo.
Además que a mí personalmente la experiencia me ha enseñado que además del blanco y el negro existen una gran gama de colores y he terminado por no creer en los demonios, ni en los ángeles.

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