El problema de las palabras es que cada uno las entiende de una forma diferente y no es lo mismo una palabra o frase dicha en Andalucía, que la misma oída en Valladolid, Zaragoza o Cataluña, y me explico.
El otro día, a trozos y después
por curiosidad en internet, vi en un programa de televisión a uno de esos tertulianos
mamarrachos que decía en esa maquinita de la verdad que tienen en alguna cadena
de televisión, que, por supuesto no voy a decir el nombre, que le hacían unas
preguntas:
¿Tu escuchaste que fulanito le dijera
hija de puta a menganita? Y esto lo repitió varias veces y sobre varios personajes.
Ese personaje tertuliano o lo que
sea no aclaro el tono en que habían dicho la frase, porque en Andalucía podemos
decir: hijoputa, qué grande es este tío. Hijoputa qué buena persona es o incluso
el maricón qué cojones tiene y que guapo es, y no estamos insultando a nadie.
Al revés lo estamos halagando, pero
claro la maquinita no entiende ni de tono ni de tona, que diría mi madre, y es
verdad que le dijo hija de puta, pero no en el tono que el tertuliano mamarracho
insinúa, por supuesto para llevarse la pasta.
A ver si se enteran los de esa cadena,
los de esos programas, los de esas maquinitas que en Andalucía podemos decir a
alguien el insulto más grande, hijoputa, cabrón, maricón, y no ser ningún
insulto, sino todo lo contrario, y además no nos escandalizamos porque se le diga
a alguien.
Y escribo esto porque preguntar,
¿Es verdad que fulanito llamó hijoputa a menganita? Aunque salga en la máquina
que es verdad, puede ser una mentira más grande que la catedral de Cádiz.
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