domingo, 18 de julio de 2010

La cara y la cruz...del Mundial de fútbol

Cara
Podría poner un montón de caras del Mundial de fútbol, desde la falta de complejo al lucir la bandera de España por calles, balcones y plazas, hasta el compañerismo, la espontaneidad y el gozo de los jugadores, pasando por el estado de júbilo en que se encontraban todos, sobre todo los más jóvenes o la alegría de mis sobrinos, uno del Barcelona y otro del Madrid, hasta el comentado beso de Casillas a Sandra Carbonero, que a todo el mundo parece haber gustado, supongo que hasta al criticado Urbaneja por haberse metido en un jardín al que nadie le invitó; la espontaneidad de las infantas cuando agarraban o tocaban la copa que toda España querría rozar u otra escena que comentaré en otros de mis blogs porque aquí quiero ser frio como un témpano.
Cruz
También existen algunas cruces en este Mundial pero como no me apetece ser ave de mal agüero, solo me referiré a la noticia aparecida en algunos periódicos, que de ser cierta sólo se puede calificar de miserable, de que algún organismo catalán prohibió poner la televisión para ver el partido de la final entre España y Holanda, para que los niños pudieran disfrutarlo, con la estúpida excusa de que "la televisió són elements distorsinadors del funionament normal de l'estada...". Por lo visto esta gente no se ha dado cuenta todavía que con estas decisiones lo único que consiguen es desilusionar a los niños, que otro año cuando el padre les diga que si quieren ir al campamento les va a decir que los zurzan.
Pero además no se dan cuenta, estos politiquillos del tres al cuarto, que la del fútbol es una batalla perdida, porque como he escrito ya alguna vez, se imaginan a un Barça independiente teniendo que jugar con el Lleida, Manresa o el Español. ¿Se dan cuenta que sin los demás equipos españoles el Barça no tendría ningún sentido?. ¿O es que acaso se pretende una independencia general excepto en el fútbol?.
Ah, y que conste que yo no tengo nada en contra, todo lo contrario, el independentismo catalán, que cada cual es muy libre de pedir lo que crea oportuno o lo que piense que es mejor para su vida.

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