domingo, 10 de octubre de 2010

500 mil euros


Joder, me pongo de los nervios sólo de pensar que la Belén Esteban no se enamorara de mí. Y no es que yo tenga ganas de estar en medio de los episodios nacionales que tienen montadas las televisiones para acumular audiencia y pasta, pero me vendría de perlas esos quinientos mil euros, ¿he dicho quinientos mil?, libres de impuestos que le pagaban al marido por tres polvos de nada. ¡Coño, a 166 mil euros el polvo!. Eso si que es un negocio y no la compra venta de oro que ahora parece que está en puerta si, puerta no.
Un amigo me pregunta escandalizado si yo me prestaría a semejante espectáculo.
Po, claro picha. Que ya tendré luego tiempo de convertirme en una persona honorable, honrada y con principios, que con 500 mil euros es mucho más fácil ser lo que a uno le de la gana, además que me sentiría muy orgulloso de sacarles una pasta a esos chusmas de los telecontenedores.
¿Y tú no crees que todo eso pueda dar un espectáculo demasiado pobre de un país?.
Pues mira, y yo que se, y tampoco me importa demasiado el botoncito que cada cual aprieta en el mando de la tele. Me la trae floja el programa que cada cual vea y ten en cuenta una cosa muy clara, cuando un programa de televisión tiene una audiencia de un 20 ó 30 por ciento quiere decir que muchos de los falsos que vienen delante de los demás presumiendo de que nunca han visto ese tipo de espectáculos, están mintiendo descaradamente y se los carga todos los días, que lo que cada cual hace de la puerta “padentro” queda en la total intimidad e impunidad.
- Es que yo siento vergüenza de ese tipo de aberraciones.
Me dice un amigo mientras me da todo lujo de detalles de lo mal que le pareció lo ocurrido ayer, antier y trasantier en todos los programas del corazón.
Po carajo, para parecerte una aberración no te falta un perejil en la narración de los hechos.
- Es que lo veo mientras hago zaping.
Claro que si, el viejo truco. De cuantas mentiras nos libra el socorrido zaping.

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