domingo, 8 de abril de 2012

Aida

Desde que comenzó el programa Sálvame he de reconocer que vengo viéndolo a ratitos. Después de comer entre cabezada y cabezada y antes de salir para la calle me entretenía, me divertía, me sofocaba e incluso algunas veces llegaba a indignarme con los contenidos de un programa más del hígado y la bilis que del corazón. Pero bueno lo soportaba pensando que ya cobraban bastante los colaboradores como para que yo me preocupara por los sofocones que se llevaban Belén, Lidia, Mila o Rosa con los exabruptos de los Kikos, en lo que yo llamaba el Gran Hermano de la tarde, de los que no tienen otra forma que llevarse unas perrillas a su casa.
Ya me estaba cansando un poco de la media hora que veía entre sueños en lugar del documental de la 2 sobre las hienas. Ya me cansaba muchísimo la prepotencia, la antigüedad, la naftalina y hasta la mala leche de Kiko Hernández,  pero lo que ya ha hecho que diga con mayúsculas ¡SE ACABÓ! ha sido la incorporación de Aida Nizar. Yo puedo pasar por casi todo a la hora tonta de las cuatro de la tarde y hasta las cinco que necesito el café callejero, haga frio, calor, llueva o ventee, pero por lo que no pienso transigir es por escuchar a esa persona.
Así que le tengo que dar las gracias a Aida Nizar que ha hecho que después de comer, después de la siesta de diez minutos en el sofá me dedique a la bonita distracción de pintar, mientras escucho en la radio La Ventana de Gema Nierga, que me parece mucho más interesante y productivo.
Por cierto que me entero que hace unos días estuvo en una discoteca de mi ciudad Aida, que no me enteré yo, que pena, que habría ido simplemente a decirle, dentro de mi derecho a la libertad de expresión, que no me parece bonito que se venga a cobrar dos mil euros por echarse fotos con los pocos que deseaban fotografiarse con ella, mientras los trabajadores hace tres meses que no cobran. Supongo que tengo mi derecho a decirlo, ¿no?. Sobre todo para ver si lo cuenta en su programa.

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