Llevo unos días negro tiznado con eso de
enterarme que gobiernos y sus espías andan como locos intentando enterarse de
con quién hablo, que le digo, cuánto tiempo hablo y hasta si me toco los
cataplines mientras estoy al teléfono.
Creo que si las agencias de información de
Mortadelo y Filemón supieran la cantidad de choradas que yo hablo o las
pamplinas que pongo en los watsapp, ni se molestarían en pinchar, que
antigüedad escribo, porque ahora ya tienen unos sofisticados métodos
informáticos que les dice todos los datos de cientos de millones de personas en
el mundo. ¡Qué cosas!. Ahora que lo pienso, si tan interesados están en saber
mis conversaciones, y la de los demás mortales, lo lógico sería que el teléfono
lo pagásemos a medias. ¿No les parece?. Así que estoy pensando que mañana le
voy a mandar a mi compañía de teléfonos un correo electrónico diciéndoles que
la mitad de mi factura se la pasen a la Agencia Nacional de Inteligencia
estadounidense, al Centro Nacional de Inteligencia Español o a la madre que los
parió a todos.
Es que esto del control de las comunicaciones
por partes de las agencias esas secretas me suena a Gila y su teléfono negro:
¿Es el enemigo?.
Y me viene a la mente aquella escena en donde
Gila habla con el director del colegio de su hijo que en la factura ha puesto
“seis pesetas por desgaste de patio”, y Gila le dice aquello de “pues eso lo
deberíamos de pagar a medias, porque a mí también se me desgasta el niño”.
¿Y no te cabreas?, podría preguntar alguien.
Pues no, ya ni me cabreo y simplemente me parece tan absurdo que un gobierno
esté intentando cotillear a los ciudadanos de unos pocos de los países, y más absurdo
que otros gobiernos en plan chivato de la clase cedan los datos de las personas
que los votó para representarlos, que lo mejor creo que es tomármelo con humor
y no cabrearme.
¿Pero tú crees que eso es posible que lo
hagan?. Ufffffff, eso y más, y lo peor es que encima te lo dicen de forma que
tienes que estar eternamente agradecido porque lo hacen por tu bien, por el
bien de tu país, por el bien del mundo mundial. ¿Alguien es capaz de creerse
que entre tantos miles de millones de llamadas esa gente van a ser capaces de
descubrir nada que salve el mundo?. Creo que es simplemente el cotilleo, por el
cotilleo, puro y duro: Vamos a enterarnos a que gimnasio va la Merkel, con
quien merienda Rajoy o que hace antes de acostarse Zapatero. Lo demás
pamplinas.
¿Alguien se imagina a los terroristas
contando por teléfono o por correo electrónico lo que van a hacer?. Y si lo
dicen será de una forma más sutil, que sería muy complicado descifrar. Vamos,
que no creo que sabiendo a quien llamo y cuanto hablo se enteren de nada.
Creo que alguna vez he contado que en un
momento de mi vida hubo una situación en la que una persona, no sé si por
casualidad o por estar todo el día con la oreja pegada a la puerta, se enteraba
de todo lo que hacíamos un grupo, o a lo mejor era simplemente casualidad un
poco paranoide por nuestra parte, pero una amiga me decía que lo que teníamos
que hacer era cada vez que descolgáramos el teléfono decir: ¡Una mierda pa el
que escucha!. Pues yo a partir de ahora cuando descuelgue el teléfono no sé si voy
a decir esa frase, pero en ingles.
Ah, y felices Santos, que después de la
putada no voy a ir por la vida diciendo lo de Halloween y otras chorradas. Además
que me gustan más las castañas, nueces y peros, que las calabazas.
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