Me entra la risa floja, por no
ponerme “esmoreció” llorando, cuando escucho, leo o veo algunos titulares,
porque ya si me entero de la noticia completa es que me pone frenético.
Así me entero que ha sido
asaltada por segunda vez, si he dicho por segunda vez, la casa del fiscal que
investiga los casos de corrupción del PP en Murcia. Pero lo más curioso de la
noticia es que no se han llevado absolutamente nada. Vamos, que eran unos
rateros que iban a robar, pero a no robar. Cuando menos curioso y un tanto
extraño.
Y mientras tanto aparece perdido,
un perdido tan extraño como el robo anterior, un pendrive con información sobre
la fortuna de los Pujol. Pero no es que se les hubiese caído, que se hubiese
extraviado y ahora aparezca por las calles. No. Es que estaba en un cajón.
¿Nadie había abierto ese cajón en ese tiempo?. ¿Nadie se pregunto qué hacía ese
pen electrónico en el fondo, porque tenía que estar muy al fondo, de ese
cajón?.
Vamos, que estamos perdiendo la vergüenza,
políticos y no políticos, ricos y pobres. Y así si mi suegra me fastidia la
fortuna, a la mierda, le pego dos tiros y después me voy al entierro como si
tal cosa, quien se va a enterar.
Que veo joyas que una empresa
presta a las actrices para los Goyas, y que dejan las que no lucen en una caja
detrás de un televisor. Pues me llevo unas pocas que eso se derrite y nadie se
da cuenta. Y mientras tanto el Jorge Javier suelta por la tele intentando “enmorbar”
que parece que ha sido una actriz, seguramente confundiendo los deseos con la
realidad, porque mira que morbo, que audiencia, que de horas de Sálvame si una
actriz se hubiese atrevido, aprovechando que la interpretación está “mu” mala,
a meterse en el bolso los aderezos por valor de 30.000 euros. Pero seguramente
al final las joyas no aparecerán, los seguros pagarán y nunca nos enteraremos
si hubo o no una actriz ratera, que seguramente sería un invento publicitario,
cebo lo llaman ellos, del programa de la tarde.
Bueno, ya no escribo más por hoy,
que seguramente mañana tendremos muchas más noticias para llorar, aunque yo me
las tome a risa.
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