Nos quejamos mucho de los políticos, vale, porque, no sé, puede que tengamos razón.
Pero no sé si han pensado ustedes
en los bancos, los hospitales, compañías telefónicas, las de seguro, las de electricidad,
las del agua, las de electricidad, las del gas, cómo nos tratan.
La mayoría de estas compañías tienen
unas oficinas de atención al cliente, jajajajajajaja, a la que tu llamas, y te
contestan como si te estuvieran haciendo un favor, como si no fueras tú el que
le pagas a todos, vamos que muy bien las podríamos llamar las oficinas de la
mal atención o mal trato al cliente.
Eso cuando no te ponen un
contestador automático, o un tiesto automático que te va preguntando si quieres
esto diga uno, si no es eso que aprietes el dos e incluso puede que sea gritar
el tres. Anda hombre, iros a hacer puñetas.
Pero no queda aquí la cosa, que
encima con toda la cara dura a los cinco minutos de tu haber hecho, la
pregunta, consulta o reclamación, que, por supuesto casi nunca queda resuelta,
suena tu teléfono y es la misma compañía a la que tú has llamado y te pregunta por
el grado de satisfacción con la llamada recibida, aunque como es una máquina la
que te pregunta no te puedes permitir ni siquiera el lujo de decirle te le den viento
fresco a la compañía.
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