miércoles, 21 de diciembre de 2005

Se me fue la mano

Se nos fue la mano, es el titular sacado de las declaraciones de los implicados en el asesinato de Rosario Endrinal Petit, la mujer quemada viva en un cajero automático de Barcelona.
Ahora tratan de justificar lo que nunca debió suceder y no estoy hablando de la muerte, sino que hablo del intento de humillar a una persona con insultos o golpes.
No. A los asesinos no se les fue la mano cuando rociaron a Rosario con disolvente, sino cuando de la boca de uno de ellos apareció el primer insulto.
Muy mal debemos estar en un mundo donde solo creemos que se nos va la mano cuando asesinamos miserablemente a una persona y no cuando de una boca aparece el primer insulto.
No creáis, chicos, que solo siento lo que ha pasado por Rosario, sino que también lo siento por ustedes, que seguramente se os ha ido la mano con vosotros y estáis un poco mas muertos. También lo siento por vuestros padres, a los que en la noche del domingo también rociasteis con disolvente el alma.

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