sábado, 20 de febrero de 2010

Todos tenemos un dedo

He visto la foto de la peineta que Aznar sacó a los estudiantes que le abucheaban y me ha recordado una anécdota que me suele ocurrir a mi muchos días cuando salgo del trabajo para desayunar. Algún compañero me suele gastar una broma y yo siempre tengo la costumbre de no contestar, sino que de forma disimulada o no les enseño el dedo.

Claro que yo soy bastante ordinario y chabacano, lo reconozco. No soy para nada tan fino como el ex presidente y nunca tendré la oportunidad de casar a un hijo en el Escorial por to lo alto.

Es decir, que yo saque el dedo es casi normal, pero que lo haga alguien tan fino y con unos amigos tan importantes como Aznar, todo un ex presidente del Gobierno que además va por el mundo dando lecciones morales, me parece pero que mu feo, y más cuando estaba dedicado a unos jóvenes que estaban en formación y en periodo de educación. No creo que que sea ese el gesto más bonito que pueda hacer alguien tan fino, tan exquisito, tan elegante, tan refinado y tan pulcro como el señor José María Aznar.

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