jueves, 22 de septiembre de 2011

Una mierda para el que escucha


Estoy que no vivo en mí. Fíjense ustedes el disgusto. Lo que me faltaba ahora.
¿Se imaginan que ahora antes de publicar mis entradas en internet tenga que enviarlos para que los revisen los consejeros del ente, con ese nombre que se puede esperar, público de RTVE?.
- No seas exagerado.
¿Exagerado?. Que va, que con esto pasa como con los curiosos, que empiezan mirando por tu ventana y cuando te das cuenta los tienes en tu salón sentado en el sofá.
Les voy a contar a los periodistas de RTVE algo que me sucedió hace unos pocos de años, cuando trabajaba en una administración pública y tal vez por un poco de paranoia todos teníamos la sensación que por allí tenían instalados micrófono para escuchar lo que hablábamos, mira tú que tontería escuchar cuatro chorradas de niñatos impertinentes, pero no sé porque teníamos esa sensación, que yo en el fondo de mi corazón todavía pienso que era verdad.
Un día una de las compañeras, ya cansada de nuestros comentarios en la hora del café sobre que nos escuchaban, sobre que había micrófonos, cuando llegó a la oficina antes de sentarse soltó: ¡Una mierda para el que escuche!.
A partir de ese momento cada vez que entrabamos en la oficina siempre había uno que decía la frase entre las risas de los demás.
Le doy a los periodistas de televisión española el consejo de que en cada folio que tengan que presentar a los consejeros pongan escrito en la cabecera: Una mierda para el que lea.

No hay comentarios: