martes, 6 de noviembre de 2012

La Burbuja (II)



De la misma forma sucedió hace unos años con nuestro país, con multitud de niños caprichosos que con una simple caña y unos chorros de agua jabonosa pretendieron convertirse en los reyes del mambo inmobiliario, los reyes de la especulación pura y dura, consentida por algunos, muchos, reyezuelos de taifas locales que veían como en sus reinos entraba el dinero a espuertas, sin importarles convertir playas, montes, bosques, jardines o zonas comunes en edificios que vendían normalmente a los mismos que pagaban tres mil euros al mes, echando horas, horas y horas, creyendo que esa situación se sostendría eternamente.

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