Al grito terrible de ¡Construid, construid
malditos!, los políticos y politicuchos seguían animando la absurda idea, con
la ilusa idea de convertir este país en la primera potencia económica mundial, vendiéndonos
sólo ladrillos, cemento y escayola. ¡Que esto es Jauja! y los banqueros se
frotaban las manos entregando dinero a diestro y siniestro, ¿Quieren más?. Les puedo
entrar lo que necesiten o lo que quieran, da igual, nos ofrecían. Parece que
era frase favorita de todos y cada uno de los banqueros de este país. ¿Dinero?,
el que necesites. ¿Garantías de devolución?. No te preocupes que ya lo
arreglaremos más adelante.
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