Leo en el periódico El País una
de esas historias que me indignan, es la historia de Adriadna y Adrián, dos
pequeños mellizos de 15 meses, hijos de Juan Pablo Vázquez, a los que la
Seguridad Social, la Justicia y la madre que los parió a todos niegan el
derecho a tener a su padre el mismo tiempo que tienen otros niños a sus
progenitores. Es decir que se le conceda al padre, soltero, el mismo tiempo de
paternidad que a los demás.
Claro que el problema de Adriadna
y Adrián es que su padre es soltero y son fruto de una gestación subrogada en México.
Coño, si estamos en un mundo, en
un país donde se proclama la igualdad, porque coño estos niños no tienen el
derecho a disfrutar de su padre como los demás niños. Soy de los que pienso que
me importa tres carajos el estatus, el sexo, la condición o el estado de los
padres, y lo único que debe imperar es el derecho de esa niña y ese niño a
disfrutar de su padre, claro que cuando nos encontramos con la burrocracia nos
podemos partir los dientes en el camino, dejar el corto sueldo de varios meses
en la lucha y al final hasta perder y hasta tener que pagar las costas, sin que
nadie, absolutamente nada haga nada por Adriadna y Adrian, que ni siquiera
estoy defendiendo los derechos del padre, sino los de unos niños, a los que en
este país de tantas luchas de pacotilla, pancarta y manifestación nadie parece
querer defender, porque es un padre subrogado.
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